La convivencia entre perros y gatos sí es posible
Muchos de nosotros cuando nos preguntan si somos más de perros o de gatos no podemos responder porque nos encantan los dos. A pesar de que históricamente los perros y gatos han sido enemigos, esto es solo un mito que hoy desde nuestro blog vamos a desmontar.
En primer lugar, nada tiene que ver el tamaño con la adaptabilidad de nuestras mascotas. Lo que sí tenemos que tener en cuenta es el carácter tanto del felino como del canino para asegurarnos una feliz convivencia entre ellos. Lo ideal en este camino sería que empezasen a convivir siendo cachorros, pero esto no siempre es posible. Siguiendo nuestros consejos podrás hacer que la expresión “llevarse como el perro y el gato” se quede solamente en eso y tus mascotas sean felices viviendo juntas.
La presentación de ambos animales es un momento fundamental para la futura relación que tengan nuestras mascotas. Para ello, es recomendable que los primeros días estén en habitaciones separadas, para que se vayan acostumbrando al olor del otro.
Para el momento de la presentación, lo ideal es ponerle la correa a nuestro perro para ir acercándolo poco a poco al gato y así poder controlarle en caso de movimientos bruscos. Si antes ha salido a pasear, correr y jugar esto hará que llegue cansado y se reduzcan las posibilidades de conflicto. Haz esto varias veces al día y pronto verás los resultados. Si cualquiera de las dos mascotas tiene una actitud demasiado agresiva o ansiosa, es mejor separarlos y esperar a otro momento.
Por otro lado, es importante que separes la comida de ambos animales. Es aconsejable que la comida del gato se encuentre en un lugar alto, donde el perro no pueda acceder. Cuando le pongas la comida al perro, procura que el gato se encuentre en otra estancia. No permitas jamás que uno se coma la comida del otro.
Asimismo, cada uno tiene que tener su cama y su espacio para descansar independiente del otro. Esto hará que disminuyan las luchas por territorialidad.
No olvides premiar los comportamientos tranquilos cuando empiecen a estar juntos mediante el refuerzo positivo, bien mediante palabras, caricias o premios.
Dedica tiempo a jugar con cada uno. Si el animal considera que el otro no ha venido a “robarle a su amo” estará más contento y no competirá con el otro por conseguir tu atención.
¿Has tenido experiencias conviviendo con ambos animales? Queremos conocer cómo fue tu caso y si has conseguido que, aunque no se conviertan en grandes amigos, puedan tolerarse y vivir en el mismo hogar sin problemas.
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